29 nov 2011

Los pueblos de Gasalia: Humanos

Disculpen la tardanza. Este último mes he estado bastante ocupado intentando resolver unos antiguos manuscritos cifrados de un maestro de la magia de traslación ínter dimensional, es decir, la escuela de magia que estudia la apertura de portales entre este mundo y otros. ¿Que por qué lo hice? ¡Oh, por nada! Todas estas runas de invocación por ahí desparramadas no significan nada tampoco. Claro. ; )



La raza Humana es posiblemente la más numerosa de todas las que pueblan Gasalia. Precisamente debido a esta gran numerosidad se dan lugar muchas diferencias dentro de la misma. 

Sus orígenes son muy difusos. Aunque oficialmente son la raza más "joven" de todas las que provienen de los Elvetris y su progresiva mutación, no se encuentran pruebas fehacientes de que así sea pero tampoco se encuentra nada que demuestre lo contrario, por lo tanto, la teoría de que fueron los últimos seres en surgir de los antecesores Elvetris se sigue defendiendo por muchos historicistas y sabios estudiosos. 

Lo que sí hay son muchas historias y relatos épicos sobre el origen de los diferentes Reinos. Gasalia es para los humanos el centro de su mundo y por lo tanto lo nombran normalmente como el Gran Reino o directamente el Mundo. La noción de Eldia no la aprendieron hasta bastante tiempo después de intercambiar conocimientos con los Elfos. 

Los Humanos, habitantes comunes y abundantes en cualquier rincón de Gasalia, se dividen básicamente en tres reinos: En el Norte, Emisán, con su capital en Altavia; en la región oriental Miris, con su capital en Fortaleza; en los valles del oeste, entre los montes Apracios y el bosque de Silverdan, Gaslian; con la capital del reino y centro de toda jerarquía humana: Solblanquia. Desde la Realeza y la Alta Nobleza, hasta los Sumos Sacerdotes y Jefes de Gremios, todos tienen su sitio en la esplendorosa Solblanquia. 
De hecho, por ser Gaslian el reino más importante, muchos creen que es por lo que el continente de Gasalia se llama así. En realidad esto fue al revés, evidentemente. Gasalia es el nombre que le pusieron los Elvetris en su día, cuando llegaron a ella tras su exilio y cuyo nombre ha quedado igual para todas las razas y pueblos.

Además de los Tres Reinos, hay que destacar a los pueblos libres, neutrales dentro de las continuas disputas entre ellos.

Éstos son Loramia, el país de los lagos y las montañas, donde todas las razas de Gasalia ven juntarse sus dominios. Habitualmente la ciudad de Iabalhem es usada como sede para pactos neutrales, reuniones entre distintos dignatarios o monarcas, concilios de diferente índole, torneos internacionales…Loramia además se considera un país de encuentro y paz, aunque sea constantemente atacada por piratas desde el mar y orcos salvajes desde las montañas.

Luego está Cormalia, un pequeño país fronterizo entre las tierras altas de los enanos y los bosques de los elfos. Antaño paso obligado para acceder a ambos reinos, ahora, tras la construcción del túnel de Safrum, sólo sirve como puesto aduanero para mercancías.

En el sur, más allá de la alta Cordillera Roja, se extiende un mar de arena y fuego. Es el llamado Desierto. Sin embargo, en un lugar tan agreste, vive y domina una raza de humanos de piel oscura autodenominados aswadii. Éstos humanos viven alejados pero se consideran dueños y señores de la inmensidad del Desierto. La mayoría vive en pequeñas aldeas y oasis pero en ambas costas de este mar de arena han erigido dos grandes metrópolis: Shuram y Marush. También han conseguido domar a unas increíbles bestias habitantes de los montes calcáreos del Desierto llamadas Grifos. Los grifos son criaturas voladoras, mitad águila, mitad león, que les sirven de montura aérea a los aswadii.

En el nor-este se encuentra la península de Sabaldia. Este lugar se encontraba virgen e inexplorado hasta hacía pocos siglos, cuando un grupo de magos humanos (de los primeros que se tiene constancia) descubrió una fuente de maná como nunca antes habían visto. La localización de esta fuente se mantiene en secreto, pero se sospecha que esté justo debajo de la gran torre que construyeron ellos y sus compañeros magos de otras razas para instalar en ella la sede de todos los asuntos de Magia de Gasalia: La Torre de Sabaldia.


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Los Humanos, como he dicho antes, no guardan ningún recuerdo de su proveniencia. Los propios elfos les consideran unos “elvrahis”, una raza que se comporta como permanentes menores de edad. En un principio la actitud fue de acercamiento, dado su gran parecido físico aunque más variopinto y menos estilizados, pero con el tiempo, la actitud fue de distanciamiento.

Los Humanos son por naturaleza curiosos y persistentes. No dejan nunca de probar métodos nuevos y de innovar para hacer de sus vidas cada día más fáciles. Tratan de sobrevivir con cualquier medio del que tengan disponibilidad, sin importar con ello, muchas veces, las consecuencias que un mal uso de los recursos que poseen pueda acaecerles en un futuro.

Dado que son seres de longevidad mucho más reducida que el resto de congéneres de Gasalia, tratan de vivir el día a día y su impetuosidad muchas veces les lleva a tomar decisiones equivocadas. Sobre todo a sus reyes y soberanos, los humanos con mayor poder político.

Se rigen por costumbres que muchos nombran de Antiguas, cuando muchas fueron inventadas bastante tiempo después de que los Elfos les descubrieran la Luz. Inventadas… o directamente copiadas.

Su jerarquía se podría tildar de caótica. Aunque ellos se entienden muy bien dentro de este caos.

El rey es el soberano de su reino. Sin embargo hay varios reinos… cada uno con su propio Rey. De ahí que muchas veces surjan diferencias y malentendidos que acaban en cruentas guerras.
Luego los nobles son los que aportan el poder militar a sus reyes. También son causa de muchas revueltas cuando a algún noble se le concede más títulos y derechos de los que debería ostentar y cree que podría convertirse en su propio rey y soberano. Claro que para evitarlo hay otros treinta o cuarenta nobles que harán lo que sea para evitarlo. Esto genera, por tanto más guerras.
Otro estamento lo ocupa la Luz. La religión y sus representantes es el que actúa como unificador de la sociedad, la fuerza militar y el poder político. Muchas veces es neutral, e incluso trabaja como mediadora en los grandes conflictos, salvo cuando algún Sumo Sacerdote opina que cierto noble o incluso otro sacerdote merece morir por no cumplir con las Leyes de la Luz.

La Magia también está dentro de este elenco de poderes. Los magos más poderosos o inteligentes trabajan para las grandes Casas humanas, para Reyes incluso, actuando como consejeros, espías o mediadores en los conflictos.

Los magos consejeros nunca han sido bien vistos y por lo tanto, ello derivó a la progresiva desconfianza de la mayoría de los humanos a todo lo que oliese a magia. Reforzado por las convicciones enanas de prohibición mágica y por los relatos que los elfos les contaban de sus antepasados Elvetris, los magos poco a poco han ido perdiendo importancia en la sociedad humana. Sin embargo, por extraño que parezca, parece que a medida que pasan los años, el número de humanos que surge con el don va creciendo. De hecho ha sido en la única raza en la que esto ha pasado.


Como se puede ver, cualquier cosa que parecen tocar los humanos se convierte en guerra y lo que es peor, en su propia aniquilación.


Pero lo que otros pueblos han descubierto en ellos y que no se puede negar es la capacidad que tienen de convicción. El poder interior de su raza es muchas veces mayor del que otras jamás podría soñar. Se adaptan a cualquier medio y no solo sobreviven, sino que también prosperan. Aceptan y acogen a todo individuo de la misma manera en que pueden rechazarlo y odiarlo. Son mixtos y plurales. Increíblemente fuertes y extremadamente frágiles.


De todos modos, a pesar de sus diferencias, nadie pone en duda que son ellos los verdaderos herederos de Gasalia y de los Elvetris. Sólo si pudiéramos saber cómo y por qué acabaron siendo así, quizá se pueda arreglar la aparente destrucción a la que están abocados a sufrir.