No me gusta hablar sobre mi profesión.
Sí, soy cronista, recopilo historias, traduzco textos e investigo leyendas... pero no un cronista cualquiera. Mis antepasados me legaron este texto para ayudarme en este cometido. A pesar del paso de los años, aún me cuesta creerme todo esto, pero algo de razón debe haber en un escrito tan antiguo, cuya única referencia que conozco, soy yo mismo.
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Inmortalidad.
Viajar en el tiempo.
Viajar entre los diferentes Planos o Esferas Dimensionales.
Don de lenguas.
Esas son mis capacidades. Cualquiera diría que soy un Dios,
un ente superior. Pero también tengo impuestas un par de normas:
No puedo viajar dos veces al mismo espacio de tiempo. Si me
encuentro conmigo mismo, la realidad se colapsaría.
No puedo interferir en la vida de otros seres.
Y por si eso fuera poco, debo cumplir con una misión:
Debo recopilar la Historia de cada mundo al que viaje.
¿Seguís creyendo que soy una especie de espíritu guardián?
¿Un eterno vigilante de la Creación?
¿Y si os dijera que esto es en realidad fruto de una
conspiración, que soy parte de una maldición que afecta al Universo, de un
error que intento enmendar pero que significará terminar con todo vestigio de
mi existencia? ¿Todavía queréis saber quién soy?
Soy un Cronista. Pero no un cronista cualquiera. Soy El
Cronista. Cronista Errante, me suelen llamar.
Hace… bueno, alguna vez, creo recordar que fui un ser
humano. Aún hoy guardo la apariencia de esta raza que se ha generado en
distintos Planos. Una raza inigualable… como tantas y tantas otras.
En algún momento de la vida de mi yo humano, algo debí hacer
que no estaba permitido por las leyes insondables del Universo. Algo terrible y
prohibido. Tan prohibido, que los Vigilantes Eternos me encerraron en su Esfera
personal…
Ah, claro, que no conocéis a los Vigilantes… bueno tal vez
sí, no sé.
En algunos mundos se les da diferentes nombres, nombres místicos
y que evocan imágenes poderosas. En otros su presencia jamás fue revelada a
ningún tipo de ser, o, directamente, no había seres capaces de comprender su
poder. Puede que, si vosotros pertenecéis al primer grupo de seres, les hayáis
llamado simplemente Dioses.
Ellos me retuvieron en su… ¿Mundo? ¿Reino? ¿Lugar?
No… es excesivamente complicado de explicar en dónde viven
ellos. Símplemente os contaré lo que me hicieron y las razones que usaron.
Para el momento en que se presentaron ante mi, ya había olvidado
quién, qué, cómo era o de dónde venía. Me dijeron que era por mi propio bien.
Me explicaron que había atentado contra la Ley del Universo.
Que ya no podía seguir ejerciendo mi vida mortal. Que su misión como Vigilantes
era velar porque esa Ley no fuera violada por seres contingentes como yo. Ahora
que me tenían, debían usar parte de su existencia para crear una herramienta
que arreglase un fallo en el sistema del Tiempo. Un fallo que yo había
provocado. De algún modo u otro, yo había logrado revertir el paso del tiempo
de todo un Plano Dimensional. Aquella violación temporal había provocado que
todo aquel Plano se diseminase por la realidad de otros Planos o Esferas de
todo el Universo. Es decir, que había destruido uno de los Planos Dimensionales
y ahora su existencia se encontraba en todas partes del Universo que los
Vigilantes debían cuidar. Pero eso no era todo: el Universo, por lo que pude
aprender (quién sabe si en unos minutos o en miles de años), está conformado
como una… un… ¿engranaje? ¿mecanismo? Sí… eso. Como una gran máquina. Cada
Esfera representa una parte de ese mecanismo y si se produce un fallo en una
parte, ése error repercutirá por toda la eternidad, aumentándose cada vez más,
creciendo… por toda la Eternidad. Esa
era la Ley Universal que había transgredido. La Ley del propio Universo.
Quizá algún momento pensé que para haber hecho eso, yo debía
de haber sido un mortal inmensamente poderoso, pero los mismos Vigilantes se
negaron a hablar sobre mi vida pasada. Si quería conocer mi realidad mortal,
debía reunir todos los pedazos de mi Universo que hubiera por ahí esparcidos.
Pero eso sólo significaría recomponer… por así decirlo, el ADN del Universo.
Una vez lo encontrase en su totalidad, los Vigilantes lo reconstruirían para que
no volviera a pasar el “fallo”. Es decir, yo.
Mi deber entonces, como os he dicho, es viajar por todo el
Universo. Recopilando información sobre toda la existencia de cada Plano, de
cada sub-universo existente. No podía omitir ninguno, pues el… “ADN” de mi
Esfera ha podido caer en cualquier parte.
Quizá os preguntéis qué tiene que ver el recopilar Historias
Universales con encontrar el Plano en el que yo existí. Bueno, al principio yo
también me lo preguntaba, pero con el tiempo fui descubriendo pequeños
elementos, trazas de existencia que se habían acoplado al código existencial…
el “ADN”, de aquellos mundos por los que viajaba. Es algo, muy difícil de
explicar y menos de comprender, pues yo aún no consigo entenderlo. Pero cada
vez que recopilo el ciclo de vida de todo un Plano (la vida de las Dimensiones
es cíclica, cuando termina, vuelve a empezar), observo pequeños errores que
poco a poco, en cada ciclo de existencia, se van haciendo mayores y más
caóticos. Cosas que no deberían existir en una Dimensión, de pronto, ¡pof!
aparecen ahí.
Ya os digo, no es sencillo de comprender.
Una vez que detecto esa anomalía, “desciendo” (porque en
realidad no vengo de “arriba”, simplemente caigo por la gravedad… uhm
olvidadlo) al momento exacto en el que esa anomalía de mi Realidad se va a
producir (es lo que tienen los ciclos, que se repiten) y detenerla, reducirla a
la nada. La manera de hacerlo es diferente cada vez.
Una vez expurgado un Plano, dejo que su ciclo vuelva a
empezar y me marcho a otro, a probar suerte.
Así una y otra y otra vez… por todo el Cosmos.
¿A que ya no os parezco tan poderoso? ¿A que ya nadie
querría estar en mi lugar?
Seguro que la eternidad a vosotros os suena a algo genial,
pero ya os aseguro que mis días, a pesar de saber que serán largos… bueno,
tendrán un final. Sí, es… es raro. La eternidad y la inmortalidad supuestamente
van ligadas, ¿no? Pero en mi caso no es así.
Los Vigilantes me prometieron eternidad pero no existencia.
De hecho, confirmaron que dejaría de existir una vez terminase mi tarea.
No hay manera de huir de los Vigilantes. Casi todos ellos
dejaron un… hmmm ¿avatar? ¿una representación? de su existencia en cada
Universo, por seguridad, aunque no pueden presentarse en ellos realmente,
pueden recibir información de lo que acontece en el Universo en el que dejaron
una imagen suya. Es su única limitación. Creo.
Sí, voy a ser su herramienta eterna, voy a ser un ente
infinito pero sin vida, pero yo me encargaré de hacer que mi labor sea la
fuente de mi existencia real. Recuperaré las partes de mi mundo perdidas y se
las entregaré a mis verdugos (pues eso es lo que soy, un condenado a muerte) y
ellos evitarán que algo como lo que fui volviera a existir. Sí. Pero haré algo
que ellos nunca podrán hacer. Dejaré mi huella infinita en cada Dimensión por
la que pase. Una huella silenciosa, realmente vigilante, que velará por que en
cada Esfera haya memoria de mi existencia. Mayor o menor, de gran o pequeña
importancia. Mis Crónicas, sus Historias, harán que yo viva por siempre, en cada
ciclo planar, en sus memorias y corazones.
Tendré que saltarme las normas de no intervención pero a
cambio, conseguiré que, de una u otra forma… siempre haya un Cronista Errante
en el Universo.